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El tributo menos pensado a las cuatro décadas de Seru Giran









Los 40 de Seru es un disco de homenaje, de próxima publicación, a propósito de las cuatro décadas que se cumplen de la edición del primer álbum de Seru Giran, la banda de Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro. ¿El álbum es un tributo a ese disco? No, pero como bien lo aclaró de entrada Julián Hermida, el responsable del proyecto, durante esa especie de preestreno en vivo del álbum que se realizó anteayer, en la Usina del Arte, "la excusa termina siendo una mentira para tocar esta música". Porque el proyecto incluye canciones de todos los discos, en las voces de cantantes del tango y de otras latitudes musicales, como Alicia Vignola, Chino Laborde, Victoria Di Raimondo y Germán "Cóndor" Sbarbati.

La mentira no solo se disculpa. También se agradece. Seru Giran fue una de las agrupaciones más notables (si no la más notable) de toda la historia del rock argentino. Como la mayoría de sus integrantes eran solistas (o estaban en vías de serlo), el producto final se potenció con la influencia de cada uno de ellos, aunque la presencia de Charly García fuera determinante en algunos aspectos. Existió entre 1978 y 1982, y tuvo un fugaz regreso en 1992. De los primeros cuatro años quedaron cuatro discos memorables.

¿El homenaje que muy pronto llegará al disco es tanguero? No de manera excluyente. Está pensado desde una orquesta de cuerdas a las que se suman un piano y un bandoneón. En algunos casos, no en todos, los arreglos tienen formas tangueras. En otros, solo se subrayó alguna aproximación que las canciones originalmente tuvieran hacia el género. Afortunadamente, Hermida actuó con la suficiente inteligencia como para no forzar situaciones. Fue así que temas como "Peperina" o "Cinema verité" estuvieron más emparentados con el tipo de orquestaciones que algunas populares sinfónicas han hecho de los temas de las bandas de rock (destacar las melodías y arroparlas con las cuerdas, sin cambiar la concepción rítmica) y otros sí, como "Viernes 3 AM", definitivamente tuvieron su versión tanguera. En general, todo lo que se pudiera llevar a la acentuación sostenida o, al revés, al rubato tanguero daría mejor resultado. Y así fue. Lo demás fue hacia la representación camarística de las formas originales. La música de Seru Giran no es sencilla de trasladar, a menos que se trate de una reducción al piano o a unos pocos instrumentos. Es -junto a un par de los proyectos de Luis Alberto Spinetta, Invisible y la primera formación de Jade- uno de los grupos más sofisticados que ha tenido hasta hoy el rock vernáculo. Además, perteneció a una época en la que buena parte de la música popular no se escribía solo a base de estrofas y estribillos para canciones de tres minutos. Tenía otros cambios rítmicos, armónicos y varias partes musicales. De ahí que, como sucede con la música clásica, si se reemplazan o extraen fragmentos, el tema se desnaturaliza.

Aun ante el riesgo de que la marcación de toda una sección de contrabajo, chelo, viola, primeros y segundos violines no tuviera la potencia de una batería, o que el bandoneón no se aproxime al ataque de una guitarra distorsionada, la opción de conservar la naturaleza de las canciones fue la más acertada. Era eso o una versión totalmente libre. Y el público se fue contento. El clima que se vivió desde que comenzó el primer tema hasta el final fue muy especial y único, si se lo compara con otros conciertos en el auditorio principal del Festival de Tango.

(La Nacion)

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